
La boda de Marta y Víctor se celebró en el majestuoso Palacio de Esquileo en junio, un lugar que, aunque estuvo cubierto por nubes durante todo el día, no restó ni un ápice de la magia y la belleza que rodeaba este evento tan especial. Aunque la lluvia obligó a trasladar la ceremonia al interior, el ambiente cálido, acogedor y elegante del palacio convirtió este imprevisto en algo aún más memorable, creando un escenario íntimo y lleno de emoción.
Marta, radiante en su vestido de Jordi Dalmau Costura, deslumbró con un look que combinaba sofisticación y delicadeza. Cada detalle de su atuendo fue pensado con cuidado, desde su peinado hasta el maquillaje realizado por Andrea Sagospe, que resaltó su belleza natural. Los zapatos de Emilio Badiola completaron su look, aportando ese toque de distinción que toda novia desea en su día especial.
Víctor, igualmente elegante, eligió un diseño a medida que reflejaba su estilo personal y la ocasión tan significativa. Juntos formaron una pareja que, pese al cambio de planes por la lluvia, nunca perdió el encanto y la magia que caracterizan a una celebración tan especial.
Las flores de Taga Decoración, que adornaban el lugar, aportaron un aire fresco y vibrante a la decoración, convirtiendo cada rincón del Palacio de Esquileo en un espacio de ensueño.
El día se llenó de risas, abrazos y emociones compartidas, y como fotógrafo de boda, mi objetivo fue capturar la naturalidad y la espontaneidad de cada momento. Las fotografías naturales inmortalizaron no solo la belleza de los detalles, sino también los gestos sinceros de cariño, amor y complicidad que Marta y Víctor compartieron durante todo el día. El reportaje de boda que creé para ellos se convirtió en un testimonio visual de su historia de amor, no solo por los momentos hermosos, sino también por esos instantes auténticos que sólo una boda, con sus sorpresas y cambios, puede ofrecer. Como fotógrafo de boda en Madrid, mi misión es capturar la esencia de cada pareja, y sin duda, Marta y Víctor lograron crear recuerdos que perdurarán para siempre.





















































